Wednesday, December 7, 2016

Recuerdos relacionados con la comida

El dolor de la frustración y un espíritu empresarial
            El olor dulce y ligeramente ácido de la frambuesa me lleva a los veranos de mi juventud.  Específicamente, me lleva a la edad de ocho o nueve años. Fue durante estos veranos que mis hermanos y yo decidimos que queríamos ser empresarios.  Teníamos una parcela de arbustos de frambuesa en nuestro patio trasero y entonces decidimos vender las frambuesas para ganar dinero.  Nosotros estábamos muy emocionados y no podíamos contener nuestra energía.  Después de tomar nuestra decisión, nadie podía detenernos.  No teníamos el dinero entonces le pedimos a nuestra mamá que comprara los bolos que le podríamos poner a las frambuesas para vender. Nuestra mama no quería gastar el dinero porque ella pensaba que no íbamos a seguir adelante con nuestra idea.  El proceso de recoger a la frambuesa no es placentero. Para recoger  las frambuesas tiene que vestirse con mucha ropa y cubrirse toda su piel para protegerse de las abejas y las espinas de las plantas.  Llevar puesta mucha ropa es un quehacer horrible en el mes de agosto porque hace mucho calor.  Me recuerda que nosotros estábamos goteando sudor antes de dejar a la casa para recoger la frambuesa.  También, recuerdo el momento de frustración cuando llegamos a la parcela nos dimos cuenta que teníamos que entrar a la parcela para recoger las bayas porque las frambuesas solo estuvieron en el centro de la parcela.  Después, el sentimiento de frustración cambió a desesperación. Esta no fue una manera fácil de ganar dinero como nosotros hemos pensado originalmente.  Recuerdo que me sentí atrapado por miedo de las abejas y las espinas de las plantas.  Mi ropa se atuvo a mí, el sudor corría por mi cara, y comenzó el pánico.  El resultado de mi miedo, el calor, y la frustración de las espinas, fue lágrimas y gritos a mi mama.  Por su puesto, mi mama vino a mi rescate y ahora no puedo olvidar al momento cuando yo me senté alrededor de las frambuesas y el sentimiento de desesperación que asocio con el olor de las frambuesas.
El olor de amor

            EL café tiene un olor fuerte y amargo, pero para mí significan las mañanas tranquilas que pasaba en la casa de mis abuelos.     A veces, si tenía suerte, pasaba una noche en la casa de mis abuelos.  Era un evento especial porque mis abuelos me consintieron a mí y yo recibía toda la atención de ellos, no tenía que compartir la atención con mis hermanos.  Cada mañana en la casa de mis abuelos, me despertaba en una cama grande enterrada debajo de las mantas y almohadas, como fue y todavía es mi versión del paraíso.  Por un momento no hacía nada. No podía escuchar nada.  Todo era silencio.  En mi casa y con mi familia, el silencio no existía.  La primera vez tuve miedo porque pensaba que mis abuelos me habían dejado a mí.  Pero entonces olí el café e instantáneamente supe que mis abuelos estaban allí y me sentí tranquila otra vez.  Cuando tenía hambre, salía de mi cama y seguía el olor del café a mi abuela.  Siempre, ella estaba leyendo su libro y bebiendo su café, y siempre cuando ella me veía decía al darme un abrazo y un beso; “Buenos días, mi rayito de sol. ¿Quieres el desayuno?”   “Y siempre respondía, “Por supuesto, Abuela. ¿Puedo ayudar a cocinar el desayuno?” Entonces, nosotros íbamos a la cocina junta por el olor del café y el sentimiento de amor y pertenencia.  

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